dilluns, 15 de setembre del 2014

de segunda cita

Cuidemos de  los sueños que forjamos un día,
aquellos que  nacieron cuando juntos marchábamos
por calles o senderos con nuestros uniformes
que fueron ropas únicas durante mucho tiempo.
¡Tanto que no teníamos y nada nos faltaba!
Repletas nuestras almas, nuestras mentes, nosotros,
de lo que nos convierte en los seres que somos
y no meras semblanzas de otras bestias.
Así, llenos de noble aliento y de confianza
en nuevas realidades abríamos caminos
y hubo luz en el medio de la sombra;
los vecinos y amigos eran los compañeros
de una obra común ansiada, deseada.
El presente era inicio del futuro
pensado y construido a manos juntas.
Un sismo, un maremoto, nos  sacudió la tierra.
Nos cayeron encima los escombros,
huyeron rostros, se perdió memoria
y una generación creció entre ruinas, 
alzándose del polvo a la ilusión.
Son otros tiempos y otras esperanzas,
de realidades mixtas que se cruzan,
visiones que se anchan y se estrechan,
se alejan y se acercan; se confunden
cielos y mares en el horizonte.
Es la vida, girando, el movimiento
incansable de seres y de cosas,
el yin y el yang antiguo de los chinos,
la dialéctica eterna del vivir,
la negación que niega lo negado
para subir un tramo en la espiral.



Rolando López del Amo, 2014